De periodismo se yo y lea por qué es disociado

La disociación comunicacional del escuálido


Édgar Alexánder Morales
@moralesjayaro

El título del artículo es arrogante. Lo reconozco; pero uso uno de los principios de la comunicación, enganchar a la gente en el tema, pero no crean que no les voy a decir por qué hay tanto disociado por ahí, del chavismo y de la oposición, sobre todo de éste último sector a quien respeto, pero difiero de sus acciones por muchas razones, valederas o no.
Es verdad de periodismo se yo, me la enseñaron en la Universidad Católica Cecilio Acosta y “por Internet” como dijo alguien un día por ahí. Pero analizando en estos días la prensa nacional y regional, sobre todo en el estado en cual vivo, Portuguesa;  me detuve a meter el dedo en las llagas que muestran los medios impresos  y creo haber descubierto un nuevo tipo de comunicación social o “nuevo periodismo” basado en la “neuroestupidez”, así la llamo pero que en realidad capta a muchísima gente y a mí como periodista incluso, también me atrae, “la dejo rodar”, es imperceptible esta nueva forma que no solo se aplica en Portuguesa sino en el resto del país.
Aquí el ladrón es obrero; el que se enfrenta a tiros con la policía es “padre de familia”, y los petejota (CICPC) son perros, ósea sabuesos. Esto último no es nuevo; pero no nos percatamos del mensaje implícito que se nos brinda todos los días. Leía un artículo de Rafael Angelo; en el cual decía que la noticia periodística más elemental responderá siempre a seis interrogantes que versan sobre el “qué”, “cómo”, “dónde”, “cuándo”, “por qué” y “cuánto”, que supuestamente satisfacen a un auditorio particular; de allí de los que yo llamo “neuroestupidez y Angulo “nuevo periodismo” se observa cada vez más como la pregunta de los “por qué” de las cosas adquiere poquísima relevancia o está reducidas a cursilería. Así, por ejemplo, Venezuela está en crisis económica y política porque la dictadura de Nicolás Maduro no quiere la democracia y la MUD busca un sistema democrático y un mercado abierto. ¿?
El “por qué” periodístico desconoce una rica “lucha ideológica” en Venezuela y nos manda hacia un solo polo tensional para que nuestro cerebro reproduzca solo una visión de mercado posible y, consecuentemente, de satisfacción para todos como consumidores en “libertad” y “democracia”.

¿Nos preguntamos si la democracia que profesan los opositores es única para todos los países?, si hay grises por las disparidades socioeconómicas o si la idea de democracia, como sinónimo de elecciones periódicas, son plausibles en todo el orbe para acabar con el desempleo, carencia de acceso a la salud, congelamientos salariales, falta de vivienda, altos precios, corrupción, llámese Costa Rica, España, Haití, Estados Unidos o Guinea Ecuatorial, por ejemplo.

Desde esta perspectiva me temo que el “nuevo periodismo” no se percató como el “qué” periodístico lanzado sobre Sadam Huseim y sus “armas de exterminio masivo” logró sacar del cerebro de muchos colegas honestos el “por qué” de la invasión a Irak, cuando algunos sabíamos con solo leer la más elemental historia sobre la antigua Mesopotamia que el objetivo final era militar y económico, como ocurrían episodios parecidos 3.000 años atrás. Algo similar pasa con la llamada crisis Siria: el “qué” de los llamados refugiados, el “qué” del Estado islámico, el “qué” de los grupos terroristas saca de la cabeza el “por qué” de la invasión, el “ por qué” de la exigencia de destitución de Bashar al Asad y “por qué” están ahora danzando en el sitio Rusia, Turquía, la Europa Comunitaria y Arabia Saudita.

Lamentablemente el “nuevo periodismo” así visto hace creer que él sí resuelve las dicotomías sin resolver por la psicología social y la economía conductual, cuando predice a base de reiteración todo lo relativo a las utilizaciones heurísticas y la prevalencia de los sesgos cognitivos. Y siendo sincero, el mayor temor con respecto a Venezuela es: ¿Cuándo cruzaremos – si ya no cruzamos- la rayita esa de Joseph Goebbels? El maestro de la propaganda nazi tenía la virtud de convertir a veces al periodista en propagandista de causas ajenas, en policía o relacionista público mal pagado.

El peligro de “corronguear” o no dar la debida profundidad al “por qué” periodístico significa ni más ni menos desconocer o convertir en cursi las causas (no la causa) de los hechos, quitándonos así parte de la “acción racional”, aunque creamos que estamos dando respuestas iguales a las seis preguntas de toda nota periodística o reportaje. En tiempos de periodistas serios el “por qué” de las cosas, como parte del debate de ideas, es una exigencia sine qua non en nuestra escuela de periodismo.


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