El Sacudón Agrícola
Édgar
Alexánder Morales
Si bien cierto que el
ejecutivo nacional, hizo importantes anuncios la noche del pasado martes y
cambiamos de canciller, tenemos gente nueva en PDVSA e incorporamos las cinco
revoluciones en lo económico, en las misiones, en lo territorial en lo educativo
y en lo político, es también cierto que en el sector agrícola no se obtuvo un
cambio radical como se quería, aunque no se trata de nombres, no vayan a mal
interpretar mi postura, porque el hecho de que Yván Gil, sea vicepresidente y
Berroterán sea el nuevo ministro, no significa que cambiamos en nada.
Pero las revoluciones nos
imponen ir más allá de la crítica y en eso si concuerdo y por tanto creo que la
revolución en materia agrícola debe partir por unificar todas las fuerzas
productivas en una sola, dejar de lado la gran cantidad de organizaciones
parasitarias que lejos de impulsar el desarrollo, lo atrasan cada día más y un
ejemplo de ello, es el llamado movimiento campesino que ya está más que
demostrado que no quiere asumir en la mayoría de los casos, no todos; la
producción partiendo de la entrega de tierras y recursos, esto pudiera sonar
muy duro, pero es así; tal vez muchos no estén de acuerdo o muchos sí, pero lo
que sí creo es que debemos estar convenidos todas las fuerzas es que hay que
darle un revolcón tremendo al tema de la producción agrícola.
Para ello el argumento de la
ocupación de tierras es determinante y es que, los sectores privados se quejan
y con razón, porque el Estado les ha confiscado las tierras con la premisa de
que van a producir, quimera que se vive en los actuales momentos y que
constituye, lo digamos o no, una debilidad revolucionaria y que seguro el
comandante Hugo Rafael Chávez Frías, hubiese tomado acciones para corregir este
sensible error político y administrativo que ha cometido el Inti y el
Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras.
Yo le propongo al señor
Berroterán que trascendamos a las ocupaciones temporales de tierras por ciclos,
¿qué es esto?; pues ocupar la tierra ociosa, ponerla a producir con recursos
del Estado, bajo la supervisión del INIA o Fondas, demostrar que si se puede
producir y luego, devolverla al dueño con el apoyo y compromiso del Estado,
pero además con el compromiso del dueño de que si el gobierno identifica una
vez más esa tierra improductiva, entonces proceder a la confiscación
definitiva. Alcanzamos con esto varios objetivos; una que el INIA investigue y
tenga donde y que el Fondas se asegure la rentabilidad de los prestamos si es
el caso, otra cosa que alcanzamos es el compromiso del ocupador de la tierra a
producir perenemente, esta obligado y si no quiere, entonces organizamos
consejos productivos, pero productivos de verdad y concesionamos la tierra a
esos consejos, pero sino producen tampoco, entonces también confiscamos. La tierra
es para producir le guste o no le guste al opositor o al chavista; se trata de
la seguridad y soberanía y estamos a las órdenes para profundizar este tema del
cual hemos venido estudiando desde hace tiempo.
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