Acarigueños y araureños buscan en la iglesia lo que no encuentran en la calle
¡La crisis los acerca a Dios!
Édgar
Alexánder Morales
Acarigua-. Dice la Biblia en Timoteo 2:1-2; “Exhorto ante todo, a que se
hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los
hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos
quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”.
Esta rogatoria bíblica es la
que buscan todos y cada uno de los feligreses que acuden masivamente a los
templos de la casa de Dios cada domingo, tratando de sobresalir a la crisis
económica, pero también a la crisis moral que vive el país en los actuales
momentos.
Y es que, en nuestro país
han venido sucediendo acontecimientos que obligan a la iglesia a cambiar el
plan de enseñanza regular, y abordar temas como el económico y moral, pues la
percepción de injusticia e ilegalidad es generalizada, la carga tributaria es
cada vez más pesada, dado a que se entiende que el objetivo de la misma es llenar
el hueco de la corrupción, y se vislumbra que la temporada de navidad de 2014,
que para el mundo significa fiesta y compras, sea la más deprimida de los
últimos tiempos.
Hay cierta atmósfera en las
ciudades gemelas, y en todo el país en general que vislumbran una crisis y
obligan a los ciudadanos a querer ejercer el derecho a la protesta, cuando en
las iglesias, los curas de la parroquia piden una respuesta distinta: orar por
las autoridades: ya sea porque están en eminencia o porque ultrajan, pero
primero, antes que cualquier otra cosa, orar, para que vivir quieta y reposadamente.
Visitar la iglesia de
Acarigua, lugar donde se respira paz y armonía, invita a los ciudadanos a
reflexionar sobre la multiplicidad de problemas que agobian, la inseguridad, la
falta de políticas públicas para atender necesidades básicas de la sociedad,
pero la gente busca sobre todo, salud y sabiduría para él y para los suyos.
Lo mismo sucede en las
iglesias araureñas que cada domingo se desborda para escuchar la palabra de
dios, en la búsqueda de esa paz que reclama el pueblo a sus autoridades, pero
también a sus dirigentes sociales en general.
En todo caso ir a la iglesia
católica, o a cualquier iglesia de la índole que sea, es un fuga, una forma de
resolver problemas morales que coadyuven a resolver los problemas más sentidos
de la sociedad.
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