No somos basura

Eric David Montesinos-.

Siempre las leyes se ven bonitas e invitan a quienes las consultamos y aplicamos a ser mejores personas, no importa que la Ley en algún momento de la vida no te guste. Pero cuando vamos a la realidad percibimos que la Ley no es más que una simple guía que nos recuerda qué se debe hacer y qué no; pero lo hacemos (…) digo esto porque parece mentira, todos hablamos de ética y en algún punto de nuestro ejercicio profesional quebrantamos la voluntad de la norma, a veces sin darnos cuenta, otras con absoluta conciencia de lo que hacemos y sabemos que está mal.

Quebrantar la Ley del ejercicio profesional de cualquier profesión, pero sobre todo la del periodista, implica informar de manera deficiente o distorsionada, en función del interés de una persona o grupo. Yo parto de la filosofía del palillo de fósforo, que fue creado e inventado para un específico fin, que no es otra cosa que ser encendido y con él, hacer fuego para ejercer cualquier actividad, es parte de nuestras vidas aunque no lo creamos, pero resulta que el palillo de fósforo dependen de la voluntad del hombre, si lo enciende o no, o simplemente lo lanza por la ventanilla del carro. Entonces nosotros como periodistas como no somos un palillo de fósforos y no dependemos de la voluntad de otro hombre, debemos evitar ser lanzados por la ventanilla, evitar que caigamos al suelo, evitar que no cumplamos nuestro objetivo que es informar lo que la gente no sabe de la noticia, construir una verdad verdadera, no absoluta pues creo que no existe dado a que mi verdad, no es la tuya, mi verdad es solo mía. Volviendo al tema del palo de fósforo he llegado a pesar que muchos de nosotros hemos sido torpemente utilizados para ser lanzados por la ventanilla e inevitablemente cumplimos el rol social del dueño del medio y no el rol social de la sociedad venezolana.

¿Cómo hacemos para evitar que nos suceda eso?, pues nada; la respuesta está en tú voluntad, la respuesta está en que si te consideras un palo de fósforo entonces quema la mentira, enciende la llama del colectivo diciendo la verdad verdadera, los que reciben dinero por “informar” lo que el “cliente” quiere están en las calles como estúpidos palillos de fósforos que no llegaron nunca a encender nada, ni sus propias vidas.